lunes, 13 de febrero de 2012

DINAMICA DEL RUMOR

DINAMICA DEL RUMOR.
Por: Víctor Julio García Rodríguez. (*)

Al amanecer del sábado 3 de diciembre del año pasado, un desadaptado social le dio por enviar desde su BlackBerry, un mensaje a sus abonados, diciendo que venia una fuerte avalancha, porque la represa de Chingaza, había colapsado y en menos de una hora, la mitad de Villavicencio desaparecería, como sucedió con Armero.

El resultado de esta falsa alarma, fue el caos y pánico generalizado, que causó la desbandada de muchas personas que gritaban, lloraban, corrían y salían de sus casas como locas, anunciando que venia una avalancha; algunos salieron en trajes menores, otros empacaron el televisor y los mas arrebatados metían a la fuerza a sus hijos menores al primer carro que pasara, gritando, que le salvaran sus hijos.

El pánico fue total, similar a lo que escribió en la década del sesenta el premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, titulado la “la idea que da vueltas” y publicado en la revista “Papeles” de la ciudad de Caracas y que a continuación transcribo:

“Les voy a contar por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace ya varios años y sospecho que la tengo ya bastante redonda.

Imagínese un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos; uno de 17 y una hija de menor de 14; esta sirviendo el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada.

Los hijos le preguntan que le pasa y ella responde: “no se, pero he amanecido con el pensamiento de que algo grave va a suceder en este pueblo”. Ellos se ríen de ella, dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan.

El hijo se va a jugar billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: “te apuesto un peso a que no la haces”. Todos se ríen; él se ríe, tira la carambola y no la hace.

Paga el peso y le preguntan ¿pero que paso si era una carambola tan sencillísima? Responde, “es cierto pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo muy grave que va a suceder en el pueblo”.

Todos se ríen de él, y el que ha ganado un peso regresa a su casa, donde esta su mamá y feliz con su peso dice: “le gane este peso a Dámaso en la forma mas sencilla, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que “algo muy grave va a suceder en este pueblo”. Entonces le responde la mamá: “no te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen”.

Una parienta oye la conversación y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: “véndame un libra de carne” y en el momento en que esta cortando agrega: “mejor véndame dos porque andan diciendo que algo grave va a pasar en este pueblo” y lo mejor es estar preparado”

El carnicero despacha la carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne le dice: “lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a suceder en este pueblo y se esta preparando, comprando cosas”. Entonces la señora responde: “tengo varios hijos, mire mejor véndame cuatro libras. La señora lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, la vende toda y se va expandiendo el rumor, que algo muy grave va a suceder.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo esta esperando que pase algo grave en el pueblo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde hace calor como siempre, sin embargo, alguien dice: ¿se han dado cuenta del calor que esta haciendo? “Si pero en este pueblo siempre ha hecho calor, tanto calor, que es un pueblo donde los músicos tocan los instrumento bajo la sombra y tienen los instrumentos remendados con brea, porque si tocan bajo el sol, se les cae a pedazos”, responde otro; “sin embargo, es cierto, nunca a esta horas ha hecho tanta calor”. “Pero si a las dos de la tarde es cuando hay mas calor, responde el interlocutor, “si pero no tanto calor como ahora”.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja un pajarito y se corre la voz: “hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el mundo espantado, a ver el pajarito; pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan”, si, pero no ha esta hora, responde alguien.

Llega el momento de tanta tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo si soy muy macho grita uno y me voy”. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle principal donde esta todo el pueblo viéndolo, hasta el momento en que dicen: “si este se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos” y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo.

Se llevan las cosas, los animales, todo, y uno de los últimos en abandonar el pueblo grita: “que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda de nuestras casas”, entonces incendia la casa y otros incendian otras casas.

Huyen en tremendo y verdadero pánico, como éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio exclamando con aires triunfalistas: “yo lo dije, que algo grave iba a pasar en este pueblo, y me dijeron que estaba loca”.


25 de enero de 2012.


(*) Administrador Publico, especialista en Derecho Público, periodista afiliado a ASOPEMET.

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